martes, 19 de noviembre de 2013

Lo típico

¿Para qué vivimos? ¿Cuál es nuestro objetivo en nuestras vidas? ¿Vivimos por vivir o vivimos para algo?
Cuando yo era niño, me acuerdo que podía hacer una lista más larga que una Pokédex de los sueños, objetivos, esperanza que tenía para cuando fuera creciendo. Me acuerdo de que quería ser muy bueno en todos los deportes. Y me lo pasaba en grandes jugando a todos ellos. Recuerdos de goles que metía, de partidos muy sufridos al tenis, de campeonatos de baloncesto que se decidían en un segundo, de torneos de ajedrez muy emocionantes... También soñaba con ser algún día una persona muy importante en mi trabajo, fuese cual fuese. Tener mujer e hijos y formar una feliz familia. Mi deseo del día a día era que dejaran venir a dormir o a comer a mis amigos, que la chica que me gustaba me hablase, o mismo jugar por las noches con mi familia a la Wii, o ganarle a mi abuelo (en paz esté) la partida a las cartas.

¿Y ahora qué? ¿Qué deseo? Mi día a día es una rutina de la que no puedo escapar. Colegio, más colegio, deberes, baloncesto (que aunque me guste son horas y horas), ajedrez, inglés, etc... Y más deberes, por cierto. Y exámenes. Y yo quiero hacer muchas cosas. Sí, quiero tener más tiempo para mí. Para poder seguir aprendiendo guitarra, para estar más tiempo con mi familia. Hacer cosas diferentes con mis amigos y no estar siempre en los mismos sitios. Hay muchas, muchísimas cosas todavía por hacer.

Lo siento, odio la rutina. Y odio no hacer nada. No puedo estar quieto, siempre tengo que estar haciendo algo. Y a veces es bueno pararse a pensar. A lo mejor para eso escribo aquí. No me acuerdo cómo me surgió la idea de hacer un blog, pero la verdad es que desahoga, y bastante. Soltar mis preocupaciones en unas cuantas teclas ayuda a calmarse.

Intentaré tener más tiempo para mí. Organizarme mejor. Hacer cosas de las que algún día me pueda sentir satisfecho. Como hoy en día me siento realmente satisfecho de los años de mi infancia. Con la adolescencia parece estar siendo más difícil, aunque nadie dijo que fuera a ser fácil. 

De todas formas, todos sabemos que no hay mal que algo de buena música no pueda mejorar.

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